7 de febrero de 2012



Del bisabuelo Honoré jamás se ha conservado retrato alguno para la posteridad, porque entre otras razones, solo se hizo una fotografía. La bisabuela, avergonzada, la había ocultado entre las páginas de su Biblia. No podía permitir que su marido, un respetable contable del mercado de abastos de Boulogne-sur-Mer, echase por tierra su reputación. Muchos años después supimos que el bisabuelo Honoré era un gran bromista y que tampoco sabía nadar.