15 de marzo de 2012



El tío Earl tenía la manía de ir a todas partes con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones. Lo que, según la familia, le daba un aspecto muy vulgar, a pesar de que era el dueño de una granja en Iowa. Un día vino una comitiva soviética para conocer el sistema de producción agroalimentario. No sé nada sobre este tema, pero les puedo contar que los rusos que visitaron las instalaciones del tío Earl quedaron muy sorprendidos. Y eso que para mí era un barrizal lleno de animales. Cuando lo dije en voz alta, la tía, que era muy revolucionaria, me dio un cachete mientras exclamó: «¡Cállate Henry! No ves que el del pelo blanco es Nikita Khrushchev».

· Fondo musical para acompañar la lectura: Mihály Vig - Valuska del film Werckmeister harmóniák (Béla Tarr, 2000) (http://www.youtube.com/watch?v=tRl3VQQ0GUA)