La familia siempre había dicho que la tía Hilda
era un poco excéntrica porque quería ser cantante. Su padre, que era un
importante notario de Le Havre, murió de un infarto cuando vio ésta
fotografía de su hija en un oscuro “night club” portuario. Lo más
curioso del caso es que nadie recordaba ningún concierto suyo, pero son
muchos los testigos de sus noches de desenfreno. Años más tarde me
enteré que la tía tenía muy mal oído y gustaba hacerse retratos como
éste con tal de provocar a los suyos.