6 de junio de 2012



Ahora, a mis setenta y tantos, me río de los parques temáticos y de todos los que buscan en ellos una gran aventura. No niego que disfruten de un buen rato y, por supuesto, cada uno es libre de hacer lo que le dé la gana. Pero en mi época, si yo quería emociones fuertes no tenía más que llamar a mi amigo Manolo quien, con el paso años, siguió manteniendo la costumbre de poner al límite las pulsaciones del corazón de todo aquel insensato que se atrevía a ir de pasajero en su automóvil. Sé que llegó a ser muy conocido por la policía municipal y en las empresas de desguaces. Manolo era de esa manera. Sí, ya sé, eran otros tiempos y Madrid ya no es lo que era.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Pérez Prado - Mambo nº5 (http://www.youtube.com/watch?v=qOuRWkLP-dA