26 de abril de 2012



Ahora puedo hablar sin tapujos porque a los ochenta y tantos ya no importa demasiado el que dirán. Como muchos de ustedes yo también tengo un agujero negro en mi vida. Y aunque el mío lo he superado hace mucho tiempo, o al menos eso es lo que quiero creer, últimamente vuelve a mi mente casi todos los días. Ya saben, los recuerdos son lo único que nos queda a los viejos. Sea como fuere, yo era una niña muy alegre y extrovertida hasta el día en que murió la abuela. El médico dijo que fue un infarto. Y en cierta manera fue así porque lo que nunca me atreví a confesar a mis padres es que yo, de manera inocente y sin quererlo, fui la que lo provocó.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Ennio Morricone - Watch chimes / Carillon de La muerte tenía un precio (Sergio Leone, 1965) (https://www.youtube.com/watch?v=r9_pa3eorjs)