28 de marzo de 2012




Decían las tías que el tío Maximiliano siempre fue muy guapo, aunque no sería hasta llegar a la adolescencia cuando él comenzó a ser consciente de ello. Como también fue la época en la que descubrió su verdadera vocación para la que, al parecer, la naturaleza le había dotado de una serie de aptitudes que nada tenían que ver con los libros, pues el tío era tal calamidad con los estudios que muy pronto los abandonó para dar rienda suelta a sus inquietudes. Sin embargo, era un hombre con las ideas muy claras, y supo aprovechar sus dotes, las cuales desarrolló haciendo un poco de deporte. Las tías nunca entraron en demasiados detalles, ya que me decían que el tío aparecía poco por casa y cuando lo hacía, apenas hablaba de sus cosas. Y que luego se independizó, y que por ello todo lo que sabían era por lo que oían a los demás. Que el resto fue, al parecer, por una combinación entre su entusiasmo por lo que hacía y su intuición para saber estar en el momento y en el lugar adecuado. Y aunque el tío no ganó medallas, fue un gran socorrista, algo que hizo hasta que sus fuerzas se lo permitieron. Sobre lo otro, que sé que es lo que en realidad desean saber, sólo les puedo decir que hubo infinidad de rumores, pero ya saben, a los niños no nos cuentan esas cosas.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Louis Prima - Just a gigolo / I ain't go nobody (http://www.youtube.com/watch?v=O-a8kLtJSJ4&feature=related)