11 de junio de 2012



Ya han pasado más de 40 años desde la última vez que vi a François, el que fuera uno de mis mejores amigos en la adolescencia. Recuerdo que sentía admiración por su gran sensibilidad. Pero nadie es perfecto y François tampoco era una excepción, porque si había algo que nos irritaba a todos de él era su madre. François era un claro ejemplo de embrujo de mamá, y no hubo noche, en aquellas frustrantes vacaciones del 58, en la que ella hiciera acto de presencia, con la extraña habilidad de aparecer siempre en el momento álgido en el que nos entregábamos al arte de la seducción, lo que nos convirtió en el hazmerreír de todas las chicas que allí veraneaban.

· Fondo musical para acompañar la lectura: John Lennon - Mother (http://www.youtube.com/watch?v=gmhRm_92L_8)