21 de septiembre de 2012



Adoraba al tío Norbert a pesar de su enfermiza timidez. Era de esas personas que no gustaba llamar la atención, por ello se las arreglaba para pasar desapercibido aunque el homenajeado fuese él, como en la despedida que le organizaron sus compañeros del cuerpo de policía cuando se jubiló y en la que apenas nadie se percató de su presencia. O en su cumpleaños, una de esas ocasiones en las que se reunía toda la familia y en las que el tío ponía en práctica su técnica para hacerse invisible, sobre todo si sabía que alguien traía a una amiga para presentársela, ya que era soltero. Para mi y mis hermanos fueron los días más excitantes y divertidos de nuestra niñez. Sabíamos que el tío se negaba a salir en las fotos familiares, que prefería hacerlas él, porque su vergüenza era tan acusada que le provocaba diarreas. Por eso, cámara en mano, le perseguíamos por el jardín. Y aunque era algo harto difícil, en una de aquellas conseguimos sacarle una. De hecho, es el único retrato que existe de él.

· Fondo musical para acompañar la lectura:  The Del-Vikings - Come go with me (http://www.youtube.com/watch?v=P1eU_lDQaVM)