28 de septiembre de 2012



Desde que mi madre leyó aquel libro de Scott Fitzgerald no cesaba de decirme que no debía criticar a nadie que me pareciese diferente, porque aquel no había tenido las mismas oportunidades que nosotros. Yo no sabía muy bien lo que quería decir, y en cierta manera me daba igual, pero no podía evitar el asombro que me producía nuestro vecino el Sr. Richards, cuya tarjeta de visita le definía como inventor. Les puedo decir que yo era muy pequeño y mis preguntas, como era natural en mi edad, eran indiscretas. Mi madre, intentando desembarazarse de tan delicada situación, me explicaba que los tiempos que le tocaron vivir al Sr. Richards fueron difíciles y que no tuvo la libertad que había ahora. Pero yo sabía, por las veces que le vi con su artefacto, que lo hacía delante de bellas mujeres.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Tommy Dorsey - Tea for two (http://www.youtube.com/watch?v=4WcASyXqZfA)