1 de octubre de 2012



Fred y Giovanni fueron los mejores amigos que tuve en toda mi vida. Una época que siempre he recordado con melancolía y emoción pero que, ahora, aquí, en mi retiro en Maine, me viene a la memoria casi a diario cuando, hace unos pocos años y sin haber sabido nada de ellos durante décadas, sufrí un profundo estremecimiento al enterarme, casi por casualidad, que ambos habían muerto jóvenes, porque Fred había caído en las playas de Normandía y Giovanni en el frente de Anzio. Desde entonces, no dejo de pensar que aquel defecto que yo padecía desde mi niñez, y que malograba todos nuestros planes como cuando intentamos ganar dinero fácil en los bolos, me había separado definitivamente de mis amigos el día que fuimos llamados a filas. Porque era tal mi miopía, que aún oigo las risas cuando Jack nos hizo aquella foto, la única en la que estamos los tres juntos. Recuerdo que mis gafas me resultaban tan poco favorecedoras, que me apresuré a quitármelas y a guardarlas en el bolsillo, sin darme cuenta de que me había puesto de perfil y al lado de Aldo, el tipo que siempre nos había hecho trampas aprovechando mi deficiencia visual.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Benny Goodman - Memories of you (http://www.youtube.com/watch?v=DWPLZ6FZiLI)