7 de marzo de 2013



Dicen que la lectura de los comics de la Marvel fue el origen de la vocación por la ciencia que Bob Parker empezó a sentir en su adolescencia, pero también la causa de que, años más tarde, su carrera cayese en desgracia justo cuando se hallaba en su plenitud como investigador espacial. Una tragedia para sus padres, quienes no se explicaban cómo podía ser que su hijo, que obtuvo uno de los expedientes más brillantes de su promoción, que había logrado el doctorado en Físicas con la máxima nota y que era director de uno de los laboratorios de la NASA, había podido sufrir tan injusto escarnio. Pero Bob, que era un hombre orgulloso, trató de aceptar su delicada situación como mejor pudo. Al fin y al cabo no era el primer científico incomprendido en un mundo tan complejo como el de la ciencia, y pensaba en Galileo o en Nicolas Tesla. Sabía que su idea era muy revolucionaria y que había muchas envidias hacia él, aunque también era consciente de que aún faltaban algunos ajustes para convertir en realidad su ansiado sueño de desafíar a la gravedad, como hacía su admirado Spiderman en la ficción.

· Fondo musical para acompañar la lectura: The Ramones - Spiderman (http://www.youtube.com/watch?v=i3F2y2hRP4o)