9 de abril de 2013



La inestabilidad de su carácter y la alta consideración que tenía de sí mismo llevó a Werner Dietrich Freudenberger a sufrir un ataque de depresión y de melancolía cuando leyó la única reseña que se hizo eco del estreno en el Konzerthaus de Viena de la única obra que compuso en su vida. Porque Werner ha pasado a los anales como el verdadero compositor de una sola obra, un genérico que se le ha dado habitualmente a otros compositores sólo por el hecho de que la celebridad de una de sus piezas ha eclipsado el resto de su producción como el caso de Gustav Holst con “Los Planetas” o Paul Dukas con “El aprendiz de brujo”. Fritz Glöckner, el autor de aquella única crítica, opinaba que a pesar de sus buenos propósitos en su intención por buscar un estilo innovador, la monumental sinfonía de Werner presentaba, sin embargo, extraños elementos armónicos que daban lugar a una arquitectura sonora algo “incómoda” en parte por una orquestación excesivamente atonal. Unas palabras que al parecer dolieron de sobremanera a Werner para quien le había supuesto grandes esfuerzos y tiempo convencer a Hans Holzknecht, el director del Konzerthaus, para estrenar su obra. Y aquí, en este punto, los musicólogos no acaban de ponerse de acuerdo, si bien tampoco hay apenas datos que puedan arrojar algo de luz, porque los hay que afirman que a los miembros de la filarmónica les resultó imposible interpretar la pieza dadas las enormes dificultades que ofrecía, frente a otros que sostienen que en realidad el teatro pasaba por una reducción presupuestaria y no podía permitirse estrenos a compositores desconocidos. Pero que, en cualquier caso, como a otros, se le cedió la sala pequeña, por lo que Werner se vio en la tesitura de tener que idear un ingenio para poder presentar su sinfonía sin que ésta perdiese su sentido orquestal.

PD: Dado que la única partitura de Werner Dietrich Freudenberger se halla perdida y hay estudiosos que han querido ver aquí el nacimiento de la música atonal, la aleatoria y otras tendencias de vanguardia, hemos decidido escoger la pieza 4’ 33” de John Cage para que a partir de ella el lector se imagine su propio "Fondo musical para acompañar la lectura".


Fondo musical para acompañar la lectura: John Cage -  4’ 33” (William Marx) (https://www.youtube.com/watch?v=JTEFKFiXSx4)