14 de mayo de 2013



Seguramente es la primera vez que me ven porque, como están comprobando ahora mismo, tengo rostro. Aunque seguro que muchos de ustedes, hasta este preciso momento, pensaban que no. Sí, ya sé, a lo mejor esperaban otra imagen, la de un dandy, un gentleman o quizá la de un hombre apuesto y fornido. Siento si les he defraudado en sus expectativas, pero soy tal y como me ven ahora, así, sin trucos ni engaños. Además, el traje que llevo puesto es bueno. Mírenme bien, fíjense en mis ojos, observen mis manos si lo desean, el tiempo que necesiten. Porque, pasados unos minutos quizá ya no vuelvan a verme ya que poseo un gran sentido del tacto y soy muy discreto y por ello jamás notarán mi presencia. Aunque yo a ustedes les tengo muy vigilados, demasiado, más de lo que se suponen. Pero no se inquieten, conmigo sus secretos, hasta los más íntimos, están muy bien guardados. Y siempre he tratado de molestarles lo justo. Por eso me muestro hoy ante ustedes, porque creo que, después de tantos años, se lo merecen. Pero sólo lo haré durante unos instantes, los de ahora mismo. Luego desapareceré. No, no se alarmen, no soy ningún inspector de hacienda, ni siquiera un agente secreto de una potencia extranjera, aunque tengo una gran influencia, más que ellos, y mucha más de la que se puedan imaginar. No puedo contar más, pero antes de irme, tan sólo decirles que no tengan miedo, no todo es malo en mí. He ayudado a muchos. Me voy. Y no se olviden de mí, recuerden bien mi rostro, porque soy la voz de su conciencia…

· Fondo musical para acompañar la lectura: Gabriel Fauré, "Pie Jesu", Requiem, Op. 48,  Philippe Jaroussky / Orchestre de Paris & Paavo Jarvi -