13 de diciembre de 2013




Aunque sé que dentro de la lucidez que me permite mi entendimiento, y de que mi relato sigue siendo puesto en duda, pretendo con estas líneas no sólo defender mis vivencias, sino dejar constancia de unos hechos que fueron reales, a pesar de que hubo mucha gente que los puso en duda. Nada más lejos de la realidad, sobre todo si cada uno tiende a interpretar los hechos de manera distorsionada, que es lo que suele suceder habitualmente. Pero ¿Qué es real? ¿Y que es ficción? Máxime cuando aún hoy en día se pone en duda si Elvis Presley sigue vivo o no. Yo, en mis circunstancias, sé que poco puedo hacer. Soy un don nadie, es decir, alguien que no es influyente en la gente. Un ser invisible. Patético, si lo prefieren. O un tipo insignificante que, haga lo que haga, va a pasar desapercibido ante todo el mundo. Incluso para mis vecinos de habitación. Me da igual. No es una cosa que me vaya a quitar el sueño, como tampoco envidio a nadie, tenga los talentos o el dinero que tenga. Sólo sé que son mis circunstancias, las que me han tocado vivir. Y las acepto tal como son. Pensarán que soy lunático, un loco, o incluso, los más condescendientes me acusarán de poseer una gran imaginación. Pero, digan lo que digan, soy un inocente corderito, si, poco hombre, un mentiroso si quieren, pero las vi, y me saludaron, y sonrieron ante mi paso, y yo me baje de la barca, y…

(Foto: cortesía de Alfred Dopar)


· Fondo musical para acompañar la lectura: John Tavener - The Lamb (https://www.youtube.com/watch?v=uYDM2NHY8cs)