30 de octubre de 2015




Me lo dijo mi abuelo cuando aún apenas había cumplido doce años de edad, que la vida, a veces, era cuestión de saber encajar los golpes y que, por ello, no debía amedrentarme tan fácilmente, ya que ese era el verdadero secreto para salir airoso, incluso en los momentos más complicados. Yo, que todavía era muy ingenuo, me lo tomé al pie de la letra, aunque hubiese cosas en su discurso que no estuviesen al alcance de mi entendimiento. Al fin y al cabo era un crío y poco más sabía de las cosas de la existencia, salvo el placer que me producía obtener el cromo de este o de aquel jugador. Así éramos los niños. El abuelo no fue a la universidad. Mi padre tampoco. Y yo, para no ser menos, seguí la tradición. Y a pesar de mis intentos, de mis esfuerzos, con los que nada o, al menos, poco logré, ya que tampoco tuve el don especial que hay que tener, procuré siempre estar a la altura de las circunstancias, a pesar de que mi torpeza, que me provocaba continuos moratones en los ojos, hizo que me ganase, quizá merecidamente, el apodo de "el hombre enmascarado".

· Fondo musical para acompañar la lectura: Kid Ory's Creole Jazz Band - Shake that thing.

16 de octubre de 2015




Viajar. Abandonar los orígenes. Romper con las raíces. Tanto en lo físico como en lo psíquico. Convertirnos en vagabundos, en seres errantes, con el único objetivo de experimentar nuevas sensaciones. Entregarnos a la errancia dejándonos llevar por los azares del destino. Daba igual. Lo importante era tener nuevas vivencias, conocer nuevas latitudes. Aunque en realidad no éramos conscientes de todo eso. Era algo que nos atraía, porque mi amigo Bob lo había leído en un libro de un tal Goethe sobre un joven llamado Wilhelm Meister. Yo no sabía quienes eran, pero me gustaba la idea. Mucho. Salvo que nuestra gran aventura tan solo duró una mañana y sin movernos del punto de partida. Luego supimos que pecamos de impaciencia. No sólo no hicimos equipaje alguno, sino que nuestra táctica fracasó, porque no caímos en la cuenta de que los conductores en aquella época eran, en su mayoría, masculinos.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Woody Guthrie - Riding in my car (Car song).

9 de octubre de 2015




Es mi desdoblamiento. En silencio. Porque siempre he sido muy discreto. Y ahora me he multiplicado en cinco. Algo extraño. Pues hasta hace no mucho tiempo mi vida ha sido más bien sosa, lineal, sin sobresaltos, sin un pequeño hecho que se saliese de lo normal. Porque yo soy un tipo corriente, con gustos corrientes, con un trabajo corriente. Aunque confieso que hay momentos en que me vienen a la mente pensamientos perversos. Quizá la causa de mi duplicidad. Porque mientras uno va al trabajo, otro cumple las normas del ciudadano íntegro, el de más allá desempeña su papel social, aunque no sea alguien muy hablador, y el de más acá vive con su madre, viuda, haciendo las veces de hijo ejemplar, el restante, mi otro yo, el verdadero yo, o al menos eso creo, da rienda suelta precisamente a esos pensamientos perversos para que esos otros y los demás no se enteren. No se cuanto me durará el efecto. Si acabaré diluyéndome en el tiempo o simplemente desintegrándome en el olvido. Pero de momento procuro aprovecharlo a fondo.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Tape - Parade.

2 de octubre de 2015




Allí nació todo. Porque lo que contó mucho después la versión oficial fue falso. Tan falso como una moneda de madera. Los intereses creados en aquella época no permitieron que nos expresáramos como queríamos, ya que éramos jóvenes y apuntábamos maneras. Y decidieron encarrilarnos a través de los cantos de sirena del béisbol, porque era preferible que desahogásemos nuestra rabia con un bate en un recinto cerrado a que pudiésemos contagiar a otros jóvenes. Lo peor de aquella manipulación fue que consiguieron que nuestro grito de rebeldía quedase ahogado cuando nos convirtieron en una especie de monos de feria resultando, cuanto menos, divertidos para un público ávido de novedades. Pero la verdad es que fuimos los primeros hippies de la historia, aunque décadas más tarde fuesen otros los que se llevasen los laureles.

· Fondo musical para acompañar la lectura: South Sea Islanders - Malihini Mele.

1 de octubre de 2015




Nunca destaqué en nada. Nunca. En el colegio más bien pasé por ser de esos que adquieren la propiedad de la invisibilidad. Vamos, poca cosa. Pero reconozco que no hago demasiados esfuerzos por cambiar la situación. Me da igual. Soy así, y lo acepto. Sé que los hay que piensan que soy un tipo raro. Pero yo sé que en el fondo es envidia. Pura envidia. Porque soy consciente de que a más de uno le gustaría vivir en un vecindario tan agradecido como el mío. Pero no, no piensen que les voy a revelar mi dirección.

 · Fondo musical para acompañar la lectura: Sidney Bechet - All of me.