29 de abril de 2016




Lo has visto. Lo ves ahora. Sí, mi texto. No te inquietes. Sé que algo te pasa que no puedes evitar. Lo has acertado, tu curiosidad. Sé que ahora miras la fotografía. Detenidamente. Me ves. Quizá esto te provoque cierta extrañeza. No te preocupes. Tu intriga hace que sigas leyendo. Lo que sigo escribiendo. No, no me entiendas mal, no trato de hipnotizarte. Ni tampoco de incomodarte. Soy consciente que ahora comienzas a sentir un cierta intranquilidad. Puedes ir a otro sitio si lo deseas, no te obligo. Así de fácil. Pero si decides seguir aquí que sepas que te muestro un momento de mi intimidad, el que vivo ahora. Y no tienes porque sentir que es una obligación. De verdad. Pero si la curiosidad te empuja a saber más, eres libre de hacerlo. Y si has decidido seguir leyendo estas líneas, te desvelo mi verdad. Porque aunque te parezca extraño, él es muy cariñoso. Te sorprenderás de nuevo, pero es que yo soy tan solo una insignificante máscara, pálida, blanquecina si quieres, sin cejas, que recibe un poco de calor. No te lo tomes a mal, pero a veces las cosas son así.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Mario Lanza - Be my love.

27 de abril de 2016




Cumplo una larga condena porque el juez consideró los hechos como un acto de premeditación, alevosía e imprudencia. El psiquiatra que me examinó declaró que sufría un trastorno compulsivo debido a una psicopatía obsesiva que anuló momentáneamente mis facultades mentales. Falso, porque yo era consciente de lo que hice. Pero también confieso que, aún sabiendo que todo lo tenía en mi contra, me daba igual el resultado del veredicto, porque una enorme dicha inundaba mis entrañas. Lo logré, pensaba, repitiéndomelo en la cabeza hasta la saciedad. Sí, lo logré, después de tantos años de investigación, de miles de lecturas, de recorrer cientos de bibliotecas, universidades, de entrevistar a un sinfin de especialistas, científicos, psicólogos, filósofos, médicos forenses, mediums, brujos, hechiceros, magos, curanderos, exorcistas, chamanes, hipnotizadores, curas católicos, pastores protestantes, sacerdotes ortodoxos, rabinos judíos. ¡Y ya lo creo que lo logré!, a pesar de que la ignorancia y la estupidez acabaron convenciendo a los cretinos que formaban el jurado popular. Porque a ella no le sucedió nada. Tan solo cayó en un profundo sueño cuando la hipnoticé en mi obsesión por capturar lo invisible y hacerlo visible, lo que mi cámara fotografió: el alma humana.
· Fondo musical para acompañar la lectura: The Mississippi sheiks - Sitting on top of the word

26 de abril de 2016




No fue mi culpa. Y siendo consciente de mi mal, intenté ser amable, cordial, esbozar mi mejor sonrisa. Siempre. Sé que he cometido errores, que nadie es perfecto, que a veces las situaciones vienen dadas, que otras no se pueden dominar, que hay días más lúcidos y otros menos afortunados. Pero no..., no soy culpable de lo que soy, de como soy. No decidí ser así. Vino impuesto. Desde el instante en que vine al mundo. También fue un trauma para mis padres. Sé que ellos trataron de llevarlo como mejor pudieron. Y yo, a pesar de mis esfuerzos por ofrecer mi mejor talante, siempre me miraron con desconfianza. Hasta que aquel día tomé la decisión que cambió mi vida. Ahora me ve todo el mundo, me aplauden, se hacen fotos conmigo. Porque ahora, en el parque temático, soy muchos personajes. Personajes que tapan mi fealdad. Algo de lo que no fui culpable. · Fondo musical para acompañar la lectura: Danny Kaye - The ugly duckling

15 de abril de 2016




Aquel día, quizá por causas del azar generadas por las circunstancias de la vida cotidiana, el doctor Sigmund Rochtein tuvo un error de cálculo que en ese momento no pudo prever. Y aunque su investigación presentaba ligeras fisuras que podrían malograr su experimento, decidió correr el riesgo y seguir adelante, a pesar de ser consciente de las consecuencias, ya que podrían truncar el proyecto y su prestigio como científico. Era una situación muy delicada, y aún así, el doctor Rochstein, fiel a su instinto de que su descubrimiento podría cambiar el curso de la historia de la humanidad, asumió la situación. Pero algo salió mal en esa fusión que se manifestó en las delgadas y famélicas piernas de la niña y en el rostro del androide que, convertido en un niño de carne y hueso, presentaba una extraña y avanzada caries en su boca.
(Foto: cortesía de Marisa Ares)

· Fondo musical para acompañar la lectura: Zarah Leander - Puszta Fox

8 de abril de 2016




La observación de una lluvia de partículas provocada por una colisión de asteroides llevó al doctor en astrofísica Walter B. Arkwright y a su ayudante, el físico Eugene F. Easton, a la conclusión de que iba a producirse un fenómeno cósmico de gran envergadura que podría suponer la posibilidad de conocer nuevos datos sobre el origen del universo. Y aquel 4 de octubre de 1932 se cumplió su pronóstico. Con el equipo instalado en la azotea del observatorio, y tras una larga espera que duró varias horas, el nerviosismo de ambos científicos se convirtió en asombro cuando vieron y captaron por primera vez lo que, según ellos, era un neutrino.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Benny Goodman - Moonglow.

6 de abril de 2016




Las cosas venían mal dadas a pesar de los esfuerzos invertidos para evitar el desastre. Se acumulaban demasiadas adversidades. Y la moral comenzó irremediablemente a dar paso al desaliento, a pesar de las estrategias que se desarrollaron para evitar el fracaso. Ni siquiera la táctica de grabarles en su cabeza la palabra mágica con que debían de amedrentar al adversario pudo evitar la derrota. Pero la hecatombe llegó cuando el equipo de boxeo fue descalificado de la competición olímpica por sus extraños modos de comportamiento, quedando estos patentes cuando posó ante la prensa durante su concentración. Días después, aquello derivó en un escándalo nacional cuando un diario sacó a la luz que su entrenador era en realidad un ex-jugador de rugby. Según dijeron unos y otros, nadie se dio cuenta, ni siquiera los propios jugadores. · Fondo musical para acompañar la lectura: The sportsmen quartet - That great come and get it day (1947)

2 de abril de 2016




Las raras consecuencias de aquellos hechos hicieron que tomase aquella decisión que, si bien pienso no fue muy acertada, en aquel momento me pareció la más adecuada. Pero tampoco quiero darle mucha importancia, a pesar de las secuelas que aquello me ocasionó. Sé que las cosas son así, aunque todavía hay quienes que, de manera insistente, me reprochan que haya tomado aquella determinación porque si hubiese hecho, según ellos, lo que en realidad tenía que haber hecho, mi situación actual seria muy diferente. Pero la realidad es que, haciendo caso omiso a las advertencias de unos y otros, opté por seguir mi intuición. Y ha sido muy difícil, lo sé, sobre todo por la inesperada gravedad que adquirió el asunto. Y aún así hay veces que pienso que me equivoqué. Pero ¿quien posee la claridad necesaria para dictaminar lo que es conveniente para uno y lo que no?. Aún no lo sé. Y puede que nunca lo sepa, aunque todo esto pueda parecer muy extraño, porque habrá quienes piensen que todo esto es producto de una alucinación. Y quizá no estén equivocados. Soy consciente de que probablemente no hayan comprendido nada. Pero les confieso, con toda sinceridad, que estoy en su misma situación, porque tampoco lo entiendo.

·Fondo musical para acompañar la lectura: Hoosier Hot Shots - She broke my heart in three places.