10 de junio de 2016




No pude contener las lágrimas de emoción cuando, ya adolescente, mi padre me contó la verdad sobre el estigma que sufrió nuestra familia a causa del acto heroico al que se vio abocado mi abuelo. Era una cuestión de estado, pero los míos callaron lo poco que sabían aun siendo conscientes de que serían víctimas de malinterpretaciones y habladurías. Mi abuelo nunca destacó en nada. Mas bien fue un hombre que pasaba desapercibido allá por donde iba. Su físico era tan corriente que le proporcionaba una especie de invisibilidad. Algo en lo que se fijó un superior cuando fue llamado a filas, en plena guerra. Por lo que le embarcaron en una peligrosa misión de espionaje, enviándole al corazón del Imperio del Sol Naciente, a una casa de citas donde se reunían algunos miembros del Estado Mayor. Pero fracasó. Fue descubierto y hecho prisionero. Tras décadas de lucha contra el mutismo oficial, mi padre consiguió averiguar algo, aunque muy poco, sobre el destino del abuelo quien, al parecer, en su ingenuidad no reparó en afeitarse el bigote.

· Fondo musical para acompañar la lectura: japanese song, female vocale, late 1920's

9 de junio de 2016



Tras una larga vida entregada a la investigación, el afamado parapsicólogo Edwyn C. Gardiner no pudo dar crédito al fenómeno que presenció cuando Evangeline Swindlehurst entró en trance aquella tarde de un frío invierno de 1889. La joven, que vivía en un pequeña localidad del condado de Yorkshire, tenía poderes paranormales que para muchas gentes del lugar eran al parecer una suerte de iluminaciones que predecían el futuro. Gardiner, sin salir de su asombro, creyó que aquello podría abrir una nueva puerta a otra dimensión que permitiría un mayor conocimiento sobre la existencia humana. Pero las diversas instituciones académicas y científicas vieron en todo aquello un burdo montaje, por lo que el asunto se acalló de tal manera que, tanto la figura de Gardiner como los testimonios, los estudios y los documentos que atestiguaban los hechos desaparecieron en extrañas circunstancias. Hasta que el 24 de marzo de 2010, en un congreso organizado por la universidad de Wildpeaks, el profesor Andrew F. Wheelock reveló que había hallado una antigua imagen que probaba la falsedad de un hito de la ciencia, que Edison no fue el inventor la lámpara incandescente. · Fondo musical para acompañar la lectura: Marie Lloyd - Every little movement has a meaning of it's own.

3 de junio de 2016




Las cosas se pusieron de aquella manera. Pero ¿qué podía hacer? La situación era extremadamente delicada. Tuve que hacerlo porque, aunque él me inquietó por su aspecto, hubo un momento que me pareció una eternidad, en el que sentí un cierto temor. Incluso hasta pánico. Pero tuve que hacer como si todo eso fuese algo normal. Al fin y al cabo había muchos ojos observándonos. Algunos con cámaras fotográficas. Y comencé a transpirar. Hubo instantes que me sentí perdido en esa amalgama de sentimientos encontrados que recorrieron mi interior. No era dueño de mis actos. Y aun así, traté de mantener la compostura. Sobre todo cuando me hicieron estrechar la mano de ese ser que, según supe después, despertaba en los demás una gran expectación. Hasta que fui consciente de que mi mirada me delataba. Pero logré salvar la situación esbozando mi mejor sonrisa, a pesar de que me pareció muy raro que me pusiesen junto a un tipo con una enorme mata de pelo al lado de cada una de sus orejas.


· Fondo musical para acompañar la lectura: Shin Joong Hyun - Hiky shin, 1958

1 de junio de 2016



Cuando los días comenzaron a ser más largos, aquella tarde nos reunimos en la playa para dar rienda suelta a nuestras locuras. Quizá por la llegada del buen tiempo después de un largo y frío invierno, ese día nos dejamos llevar por un súbito arrebato que me resulta dificil explicar. También porque éramos conscientes de que las vacaciones estaban muy cerca. Sé que más de uno, ahora, en estos instantes, mientras lee estas palabras y contempla la imagen, puede estar pensando en algún hecho sorprendente que nos ocurrió. Imaginen lo que deseen. Tienen toda la libertad para hacerlo. Pero más allá de sacarles una leve sonrisa y sin intención alguna de defraudar sus expectativas, poco más les puedo decir, salvo que fue un acto reflejo. Había que tapar el bañador tan horroroso que aquella misma tarde había adquirido mi amigo Paul.

· Fondo musical para acompañar la lectura: Les Paul & Mary Ford - The world is waiting for the sunrise